Un mapa de gasolineras y un algoritmo

Muy pronto en mi experiencia profesional me topé con las herramientas de información geográfica. Allá por 1999 en el Departamento de Actividades e Industrias, dirigido por Miguel Muñoz Sancho, se me encomendó realizar un inventario de las gasolineras que había en Madrid. Tanto Estaciones de Servicio (las gasolineras grandes, por así decirlo) como Unidades de Suministro (los surtidores de gasolina a pie de calle). En ese momento me planteé que era necesario generar un mapa con la localización de todas ellas. Es así como me proveyeron de una licencia de ArcGIS para trabajar en ello. En aquel momento todavía no había servicios de ortofoto, así que solo pude generar un mapa vectorial.

Ese estudio tuvo continuación en un trabajo todavía más fino. Ante una declaración política que pretendía eliminar las unidades de suminstro de todo Madrid (54 en total) desde mi departamento propusimos una regulación además de una supresión solo de aquellas cuyo impacto fuese perjudicial para la ciudad. Y ahí mi jefe lo dejó en mi mano: busca un método para quitar las unidades de suministro más perjudiciales.

De este modo empecé a pensar en los factores que generaban tanto impàcto ambiental como influencia en el tráfico o proximidad a viviendas. Así comencé a establecer una serie de parámetros: el volumen de sus depósitos de combustible, el paso que dejaban al peatón por la acera, el número de carriles de la calle en la que se ubicaba, el espacio reservado para la espera de vehículos o el número de productos que surtía. Así establecí proporciones directas o inversas con diversos valores y llegué a una fórmula bastante compleja. Se la presenté a mi jefe y me dijo que estaba bien pero que teníamos que consensuarla con las petroleras, en aquel momento Cepsa y Repsol.

Solo voy a contar una anécdota antes de explicar la solución. Cuando fui a Repsol me recibieron dos jóvenes ingenieros como yo y comencé a explicarles cómo había creado la fórmula. Tras un rato de explicación y cuando ya había confianza me contaron la preocupación de sus jefes: «va a venir un ingeniero del Ayuntamiento que ha inventado una fórmula…» y me eché a reir.

Al final, tras hablar también con Cepsa decidí simplificar mi fórmul y dejarla en una serie de valores aditivos que adquirían un cierto valor en función de las variables de cada unidad de suministro. Con esa fórmula se estableció una clasificación de Unidades de Suministro de mayor a menor nivel de impacto en la vía pública y de ellas acabaron retirándos las seis primeras de cada petrolera y se hizo un convenio para sustituirlas por dos Estaciones de Servicio.

Yo no lo sabía entonces, pero había creado un algoritmo y este había tenido una consecuencia real en la ciudad. Si Google hubiera sabido de mi quizá otro gallo me cantase…

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